Nadie es inocente en esta novela de Juan Ramón Biedma en donde lo sobrenatural está siempre presente, pero no nos engañemos, a pesar del sobrenombre de la novela no nos encontramos en un cuento sobre fantasmas, aunque haberlos haylos. Se trata de una historia muy bien construida y magníficamente escrita en la que se dan varias tramas que de algún modo se acaban entrelazando unas con otras.
Crisanta es un thriller impecable que se desarrolla durante la Guerra Civil en Sevilla y nace del encuentro entre las historias marginales del cine de los años treinta, el enigmático aire de las sociedades esotéricas británicas del XIX y la reconstrucción de la retaguardia sevillana.
Todos sus personajes son sobrevivientes que luchan día a día por conseguir lo que quieren cueste lo que cueste, aunque sea su propia vida. Los protagonistas se mueven como espectros con el miedo como único hábito y como en el teatro, entran y salen de un escenario dominado por el terror, terror sobrenatural pero también real, el que producen las brigadas negras, los fusilamientos, las palizas y las represalias del carnicero de Sevilla, mano derecha de Queipo de Llano, en el que está basado el personaje de Manuel Díaz Mayordomo.
Y es que el libro no es solo una novela negra sobre una investigación de un cuadro desaparecido, es también una novela histórica, y una novela gótica, y una novela política y sociológica en la que se desarrollan el revanchismo y las purgas, pero también las luchas intestinas dentro del bando vencedor. Es en definitiva una novela que se huele, que se escucha, es inquietante, sombría, te engancha y no puedes parar de leer porque necesitas saber que ocurrirá con todos los que se mueven por un entramado que te irá dejando sin respiración.
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