En estos momentos en que los
acontecimientos han puesto en tela de juicio las decisiones del Comité que se
encarga de conceder el Premio Nobel de Literatura por su elección de Bob Dylan
como merecedor de dicho galardón, quiero mostraros un libro que no todo el
mundo conoce. Es un libro de fotografía, como todos los que acoge esta página,
realizado con imágenes de Barry Feinstein, el fotógrafo americano de las
estrellas con más de 500 cubiertas de álbumes discográficos en su haber. Pero
también es un libro de Poesía, en el que un jovencísimo Bob Dylan, creo que
tenía 23 años cuando lo escribió, vuelca su lírica y su imaginación para
acompañar cada una de esas imágenes. No sé si eso es suficiente para ganar un
Nobel, y tampoco me corresponde a mí juzgarlo, pero para aquellos que
consideran que las letras de sus canciones no pueden considerarse poemas, me
pregunto si han dejado de serlos todos aquellos de Machado, Lorca, Neruda o
Góngora a los que se les ha puesto música y voz, tal vez les guste más echar un
vistazo a las estrofas que acompañan el libro, esta vez sin música.
Inspirado en una serie de
fotografías que Feinstein tomó en Hollywood durante los años 50 y 60, Bob Dylan
escribió una serie extraordinaria de poemas que han permanecido inéditos por
décadas. Son observaciones estimulantes, ingeniosas y eruditas del mundo; A
través de la lente las fotografías de Feinstein, hablan mucho de las caras
anónimas y lugares comunes de Los Ángeles, y ofrecen comentarios irónicos sobre
las imágenes de estrellas y leyendas de la época en el barrio. Fotos de Frank
Sinatra, Marlene Dietrich, Judy Garland flotan a través del libro. Al igual que
las imágenes conmovedoras de las estrellas, las colinas de la ciudad, los sets
de rodaje, las agencias de empleo y los bulevares de palmeras están presentes
en el libro. Feinstein estaba allí con una cámara para capturar algunos eventos
mundialmente famosos, como el servicio conmemorativo de Marilyn Monroe, y
fotografió los momentos que de otro modo hubiesen resultado olvidables,
preservándolos perfectamente y sin tiempo. La perspectiva inquietante y única
de Bob Dylan informa y anima cada página, con una voz interpretativa irresistible
que narra las imágenes visuales de una foto a otra.
Y como muestra, uno de los
poemas de Dylan:
i close my eyes
go lost
dove intor cardboard
drowned into paper
watchin wrappings
whirlin by
up and down
in an out
til I found myself
with the rest
of the dummies
who also know
in nothing else
that nakedness
cannot be covered
by a name
an we hardly ever
have t speak
for we don’t
call each other anything